
POEMA DE ANTONIO MACHADO
Árbol, buen árbol, que tras la borrasca
te erguiste en desnudez y desaliento,
sobre una gran alfombra de hojarasca
que removía indiferente el viento…
Hoy he visto en tus ramas la primera
hoja verde, mojada de rocío,
como un regalo de la primavera,
buen árbol del estío.
Y en esa verde punta
que está brotando en ti de no sé dónde,
hay algo que en silencio me pregunta
o silenciosamente me responde.
Sí, buen árbol; ya he visto como truecas
el fango en flor, y sé lo que me dices;
ya sé que con tus propias hojas secas
se han nutrido de nuevo tus raíces.
Y así también un día,
este amor que murió calladamente,
renacerá de mi melancolía
en otro amor, igual y diferente.
No; tu augurio risueño,
tu instinto vegetal no se equivoca:
Soñaré en otra almohada el mismo sueño,
y daré el mismo beso en otra boca.
Y, en cordial semejanza,
buen árbol, quizá pronto te recuerde,
cuando brote en mi vida una esperanza
que se parezca un poco a tu hoja verde…
Antonio Machado
¿Quién podría decirme qué falta de ortografía he cometido al escribir el texto?
ResponderEliminarMary.EH
Árbol
ResponderEliminarAmigo del mundo que nos rodea
raíz que oxigena la atmósfera
bosque que protege la naturaleza
olas de vida que todos necesitan
libro abierto a tus sueños...
Querido árbol gracias a ti
escribo y expreso mis sentimientos
que tengo y que en hojas
de papel escribo, por ello
debo cuidarte y no malgastarte
por ello debo decirle al mundo
que tú, árbol has de vivir!
Silas (IES Campiña)
La palabra que está mal es hojarrasca
ResponderEliminarA.y M.
Hojarrasca.
ResponderEliminarSon chulas estas cosas.
V.
hojarasca= hojarrasca
ResponderEliminar[*···kelly···*]
YO VOY SOÑANDO CAMINOS
ResponderEliminarYo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas! ...
¿Adònde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero...
—La tarde cayendo está—.
«En el corazòn tenía
la espina de una pasiòn;
logré arrancármela un día,
ya no siento el corazòn.»
Y todo el campo un momento
se queda, mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.
La tarde más se oscurece;
y el camino que serpea
y débilmente blanquea
se enturbia y desaparece.
Mi cantar vuelve a plañir:
«Aguda espina dorada,
quién te pudiera sentir
en el corazòn clavada.»
de antonio machado!!
kelly!!!