RELATO DE MIEDO. MARINA MORALES
-Lina, hace una noche
perfecta para jugar al juego, ¿Qué?¿ Te atreves?
-No sé, yo considero que
eso no es un juego, no se debe jugar con esas cosas, es peligroso.
-Oooh! Vamos! No pasará
nada es por descubrir nuevas experiencias, eres una rancia, siempre igual.
-Bueno, puede
que...tengas razón, soy demasiado seria, vale, estoy preparada.
-Uuh! Vas a flipar que
subidón!.
No sabía lo que hacía, lo
juro. Llevaba meses intentando convencer a Lina de que jugáramos, de que
hiciéramos una Ouija, ella se negaba pero esa noche, la convencí y haría lo que
fuera para que jamás hubiera cedido. Sin saberlo comencé un infierno, una
pesadilla de esas en las que jamás te despiertas.
Lo preparamos todo y
comenzamos el juego, al principio todo normal y luego empezó con sus pesimistas
pensamientos.
-Melissa, ¿Qué pasa si despertamos a un espíritu, ya sabes...
malo?
-Vaaah! Eso son
tonterías! Venga hazle una pregunta.
Lina le preguntó el
nombre y yo pensé que el vaso no se movería, pero lo hizo. Poco a poco el vaso
se deslizó hacia la E,L,,I,S y por ultimo A. Elisa, se llamaba Elisa.
La cara de las dos fue la
misma estábamos nerviosas, mucho.
Seguimos haciéndole
preguntas pero, no contestaba, nada, no había manera. De golpe la tele se encendió
y la pantalla se cubrió con una luz blanca y apareció escrita la frase:
“Con los muertos no se
juega. Aquí empieza vuestro castigo”.
Llorábamos, no sabíamos
que hacer. ¿Qué estaba pasando?
Crash! Un fuerte ruido.
Despacio fuimos a ver, el cristal del baño, estaba hecho añicos, todos y cada
uno de los pedazos estaban tirados por el suelo, todos con el reflejo de ella,
una niña pálida con el cabello largo, liso y negro con lágrimas en la cara,
lágrimas de sangre.
Nos fuimos a dormir con
mucho miedo en el cuerpo, no pensábamos continuar con la sesión.
Un pequeño rayo de sol
anunció que la mañana había llegado, me desperté aun nerviosa por lo sucedido,
pero, pero qué? Dónde estaba? Esa no era mi casa, ni la de Lina, de pronto Un
hombre vestido de blanco entró por la puerta, le pregunté dónde estaba, era un
centro para enfermos psíquicos, estaba en un manicomio, pregunté el por qué y
tan solo me dijeron: mataste a tu amiga, te encontramos con ella en la bañera,
llena de sangre y escribiste en la pared:
“Con los muertos no se
juega. Aquí empieza vuestro castigo”.
Me dejó un par de pastillas en la
mesa y se fue sin decir nada más. Pero cuando se giró para cerrar la puerta, ya
no era él, sino ella, diciéndome adiós con esa sonrisa en la cara, disfrutando
al verme allí metida. Hace ya 20 años de lo ocurrido y sigo aquí torturándome
con el recuerdo y su reflejo en cada espejo. Tener cuidado y no os miréis al
espejo muy a menudo, Elissa odia que la observen.
¿Pesadilla o realidad?
Hace unos días que escucho unos “extraños” ruidos en mi casa. Un día
después de Halloween a las 12 de la noche, me despertó mi muñeco de cuerda, lo
cual es raro porque mi muñeco de cuerda está roto. Encendí la luz y dejó de
sonar asique, apague la luz y me dormí. 1hora
más tarde volvió a sonar, encendía la luz y dejaba de sonar. Me empecé a
asustar y lo bajé al salón, donde estaba mi madre viendo la tele. Unos minutos
más tarde volvió a sonar, encendí la luz y era un niño muy parecido a mi muñeco
de cuerda. Se fue corriendo hacia el salón y lo perseguí, al entrar en el
salón, estaba lleno de sangre y mi madre en suelo degollada. No pude contenerme
y salí corriendo hacia la calle. Toque de puerta en puerta para pedir ayuda
pero nadie me abría, asique me colé por una de las ventanas de la casa de mi
vecino. Cuando entré toda la familia estaba muerta y el salón parecía un gran
lago de sangre. Salí corriendo a la calle y el niño estaba fuera esperándome
con sus ojos rojos mirándome. Me senté en el portal de la casa de mi vecino y
empecé a llorar diciendo: por favor que sea una pesadilla, quiero despertarme
ya. Cuando abrí los ojos, estaba en mi cama, sólo era una pesadilla. Llegó la
noche y al entrar escuché al muñeco de cuerda de mi pesadilla, yo no tengo
muñeco de cuerda. Fui corriendo hacia la cama y antes de que pudiera subir a la
cama algo me cogió el pie y me arrastró hacia debajo de la cama. Era él, era el
muñeco de cuerda de mi pesadilla. Por suerte conseguí salir de debajo de la
cama y corrí ensangrentada hacia el salón. Cuando bajé era todo igual, estaba
pensando otra vez mi pesadilla, pero…siempre me preguntaré: ¿era una pesadilla
o era real?
FIN
Paloma
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